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BARAHONA: El Larimar: misterio de la piedra azul



Por Julibel Guerra Mejía

BARAHONA,RD.- Son muchas las variedades de rocas preciosas y semipreciosas que se pueden encontrar en la naturaleza.
 
Desde la aparición del hombre en la tierra, este siempre ha sido el explorador por excelencia, en piedras que representen un atributo único de belleza; la forma, el color, el valor entre otras características.
 
En ese sentido, las piedras que se encuentran en la tierra despiertan curiosidad por el hombre y se clasifican en piedras preciosas y semipreciosas. Las piedras preciosas se consideran escasas en la naturaleza, es por eso su valor y nombre como tal, al igual que poseen un brillo intenso, y de material más duro. Entre el uso que el hombre emplea, este tipo de piedra, está como uso personal, decorativo o joyería. Cuatro son las piedras preciosas que se encuentran, como lo son: El diamante, el Rubí, el Zafiro, y la Esmeralda. Su belleza y características convierten estas cuatro en gemas o piedras preciosas.
 
Por otro lado, fuera de esta gama se encuentran las piedras semipreciosas. Se consideran así, ya que son muchos más fácil de conseguir en la naturaleza, y a pesar que no poseen las mismas características que las gemas, mantienen su belleza, luego de ser tratadas por el hombre, ya sea pulir o tallar, para resaltar aún más su brillo y valor. Entre las piedras semipreciosas están el Topacion. Amatista, Granate, Turmalina, Cuarzo, Turquesa, Coral, Ámbar, entre otras.
 
A pesar de que las piedras semipreciosas, mantienen un valor económico más bajo que las preciosas, estas no dejan de ser una opción para todos aquellos y aquellas amantes de las piedras y más aún, cuando su extracción proviene de un territorio único. Es el caso de la piedra semipreciosa El Larimar.
 
El Larimar es una variedad peculiar del Caribe, específicamente en la República Dominicana, la Sierra de Bahoruco de la provincia Barahona. De igual forma, el Larimar como variedad pectolita semipreciosa aparece en la corteza terrestre, de la región sureste. Su mina, ubicada en el pueblo de los chupadores, la cual se aproxima a 10km, en las montañas, donde se encuentra de forma abundante en el país.
 
Sin embargo, a pesar de que se ubica en dicha zona, su disponibilidad a futuro puede ser limitada, ya que no se ha estudiado su extensión territorial.
 
Esta piedra semipreciosa, es también llamada Turquesa Dominicana y/o Roca Azul, por su color azulado. Su color varía entre blanco, azul claro, azul celeste, verde-azul y azul profundo. Se puede decir, que el color azul del Larimar, la hace única entre la variedad pectolita semipreciosa, a pesar que existan diferentes pectolita en la naturaleza. Es aquí su distinción.
 
El origen del Larimar está lleno de misterio alrededor de su descubrimiento. La isla de la República Dominicana, antiguamente llamada La Hispaniola, se formó a través de erupciones volcánicas, 100 millones de años aproximadamente. Se forma así una montaña en la sierra de Bahoruco, dando lugar al surgimiento del Larimar. Todo esto en conjunto de elementos poco comunes en la naturaleza, favorecen las condiciones necesarias para la “Piedra Azul”.
 
Resulta curioso, el nombre de la Piedra Azul, ya que cuando se desconocía su origen, los habitantes indígenas le llamaban así, por creer que dicha piedra provenía del mar. Pero entonces ¿De dónde proviene el nombre de Larimar?.
 
Desde un principio, del descubrir la piedra azul, el proyecto fue iniciado por Miguel Domingo Fuetes de Loren, el cual solicitó una aprobación para explorar y explotar una mina que contenía dicho material. En ese entonces, se desconocía todo lo relacionado y el sacerdote, Fuertes Loren, no pudo llevar a cabo su objetivo. 
 
Tiempo después, un pequeño grupo denominado “Banda Azul”, como así le llamaba, se interesaron en dicha piedra, Miguel Méndez y Norman Rilling, los cuales dieron culminación al proyecto de Fuertes. Es aquí donde Miguel Méndez, le da el nombre de “Larimar” en combinación al nombre de su hija –Larissa- y el –Mar- como fuente vital de la naturaleza.